UN EJEMPLO DE SERVICIO
Cuando miramos la vida del apóstol Pablo podemos observar con claridad un hombre realmente consagrado a la obra de Dios. Esto es algo clave en la vida de cada cristiano y digno de imitar. El amor y la pasión por la causa de Cristo deben ser una marca distintiva en nuestras vidas.
Mirar la Iglesia, los hermanos y los diferentes servicios deben impulsarnos a ser partícipes activos en la obra de Dios e involucrarnos poniendo a disposición nuestros dones, talentos, tiempo e inclusive hasta nuestros recursos económicos.
El apóstol nos deja varias enseñanzas en este versículo qué meditamos.
1. Su propia vida no tiene valor para él y mucho menos para sus intereses.
2. Su propósito de vida está basado en aquello que recibió del Señor y por lo tanto le da mayor valor a la obra de Dios.
3. Su vida tiene el fin de dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
Claramente, no todos vamos a realizar el mismo servicio en la Iglesia, pues somos un cuerpo (Ro. 12:5/Ef. 4:4) que debe servir fielmente en aquellos lugares donde Dios nos capacita y el Espíritu Santo nos coloca (Hch. 13:1-3). No se trata simplemente de hacer algo por hacer, sino de un corazón que realmente está motivado para servir fielmente en humildad, y dispuesto a encontrarse con lágrimas y pruebas que el campo de servicio nos espera (Hch. 20:17).
Oremos por una Iglesia donde sus servidores sean fortalecidos y el Señor les siga dando de Su gracia para sostenerse en sus áreas de trabajo a pesar de las pruebas y sufrimientos que llevan paralelamente al servicio.
Oremos para que dentro de la Iglesia haya personas llenas del Espíritu Santo y sabiduría (Hch.6:3) donde sean motivadas a involucrarse en la obra.
Que Dios siga edificando su Iglesia y podamos tener un corazón servicial y sacrificial por la obra como la vida del apóstol para cumplir con la tarea de dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
Bendecida semana, Pr Denis.
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