EL PEOR INVIERNO
Hace solo unas semanas que entramos en el invierno aquí en el hemisferio sur, estos últimos días se ha notado mucho en nuestra zona, las primeras nevadas en algunos lugares y fríos muy fuertes como acá en Bahía Blanca.
Hay una frase que quizás escuchaste: «fríos eran los de antes»; la verdad no sé si esto es así, pero que hoy hace frío no hay dudas.
Personas adineradas tienen la opción de ir moviéndose en el mundo escapando de los inviernos y pasan parte del año en un sitio y luego en el otro, sin lugar a dudas eso sería una gran ventaja.
Pero hay inviernos, que no evita ni el más pudiente del mundo, y es el invierno interior, cuando a nuestro ser le toca atravesar temporadas no de verano, ni de primavera, sino que son el mismo invierno pero en el corazón, en los pensamientos, en las emociones, en el mismo espíritu.
Algunos pocos pueden evitar el invierno global, pero nadie puede evitar esos tiempos donde lo que se enfría no es la nariz sino el corazón.
Dios estableció las temporadas en el funcionamiento del mundo y también permite las temporadas sobre los eventos de nuestra vida, pero en el atravesar dichos tiempos hay distintas formas de hacerlo.
Jesús hablando a solas con sus discípulos los alerto diciendo lo siguiente:
«y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará». Mateo 24:12
Esto estaba referido a tiempos futuros, sin lugar a dudas al ver la sociedad, nuestros entornos, podemos decir que hoy la maldad va aumentando, ahora podemos hacernos una pregunta: «¿El amor de muchos se estará enfriando?».
El invierno más crudo y peligroso no es el natural para esta época, el invierno más peligros es el interior, cuando el frío está en el corazón y apaga el Espíritu.
Hace años cantábamos: «Enciéndeme con brasas de tu altar»; que en este invierno natural esa pueda ser nuestra oración respecto a las temporadas del corazón.
Bendecida semana.
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