CUANDO EL ORGULLO ES VAPULEADO
Al leer estos versículos podemos resaltar la descolocada discusión de los discípulos sobre quién de ellos sería el más importante. El contexto del altercado ocurre en la última cena de Jesús y sus principales seguidores.
Hay varias personalidades y características en esta mesa, sin dudas el maestro nervioso dando sus últimas enseñanzas e instrucciones antes de ser entregado, y alrededor de él notamos a estos hombres algo desconectados de lo que le habría de pasar a su Maestro pero disputando a viva voz por sus intereses personales. El Señor al ver esto no pierde la oportunidad e introduce una breve enseñanza que los dejó perplejos.
Aunque Lucas solo nos describe la enseñanza, podemos complementar el evento con el evangelio de Juan que Jesús esa noche no solo habló de la importancia del servicio sino también que él sirvió a sus discípulos lavando sus pies (Juan 13:4-17).
La enseñanza consiste en la grandeza de aquel que sirve en humildad. Para los discípulos era importante saber quién de ellos era el mayor y para Jesús era necesario enseñarles que debían actuar como el menor. Sin dudas lo que hace el Maestro nos invita a pensar y reflexionar sobre varios asuntos en nuestro corazón.
1. ¿Por qué muchas veces estamos tan desconectados de Jesús?
2. ¿Por qué en ocasiones hay deseos de superioridad en nosotros?
3. ¿Por qué no tomamos la iniciativa de servir a los demás?
4. ¿Por qué tendemos a elegir a quien servimos y tratamos de evitar a los “Judas”?
La respuesta a estas preguntas es una flecha que solo apunta en una misma dirección, y el blanco es el orgullo. El orgullo en los discípulos es lo que les hizo desentenderse y desatender lo que estaba ocurriendo esa noche. Ellos prefirieron mirarse a sí mismos antes que mirar al maestro, buscaron un lugar de privilegio sin darse cuenta de que el privilegio era estar con Jesús, los discípulos permanecen sentados mientras su Maestro les lava los pies.
El orgullo no solo nos hace olvidar quien está frente a nosotros sino también lo que ocurre frente a nosotros. Los discípulos perdieron su atención y mirada sobre aquel que estaba dispuesto a dar todo por ellos.
Uno de los mayores peligros en nuestra vida espiritual es olvidarnos el camino de la humildad que Jesús nos invita a transitar cuando nos llamó.
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. Mateo 11:28-29a
La humildad que refleja Jesús en esa noche nos debe impulsar a recordar en nuestro corazón las áreas de orgullo donde de alguna u otra manera perdemos el enfoque de vivir para Cristo y comenzamos a vivir para nuestros propios intereses. El camino de la humildad solo se puede transitar doblegando una y otra vez aquellos deseos que buscan reconocimiento, aplausos, superioridad y victoria. Cabe la posibilidad de que el orgullo pueda jugarnos una mala pasada en nuestras decisiones, relaciones y aun en nuestra espiritualidad de tal manera que podemos pensar que por estar sentado a la mesa junto al maestro es suficiente y aun así, no poder disfrutar plenamente todo lo que Él quiere enseñarnos.
Nuestro amado Padre nos ayude. Ora por mí, oro por ti.
Bendecida semana, Pr Denis
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