LO QUE DIGO YO... LO QUE HACE DIOS
Si bien toda la palabra de Dios es una bendición a nuestras vidas, creo que este salmo en particular es digno de ser leído, meditado y reflexionado en aquellos tiempos de ansiedad, tormentas y/o preocupaciones que llegan a nuestra mente y corazón ante las injusticias que vemos en la vida.
Aunque se desconoce el autor de este Salmo aparentemente es un escrito de Moisés y nos ayuda a enfocar nuestra mirada en el Dios que consuela, sostiene e instruye. Al leer estas líneas se observa claramente la grandeza de Dios y sus atributos son la melodía (de fondo) del autor al escribir.
No caben dudas que Dios es soberano y ante el clamor de nuestras oraciones tenemos al Dios de nuestro pronto auxilio que está allí con una disposición amorosa a socorrernos.
Podemos caer, tropezar o resbalar, pero hay una seguridad que ocurre en ese mismo instante y es que Dios está mirándonos para acudir a nuestro rescate. Al leer el texto una y otra vez me da la idea como de un perfecto equilibrio de una balanza donde de un lado “estoy yo y mi situación” y del otro lado Dios y a medida que ocurre algo que moviliza mi corazón, Dios con la misma intensidad se mueve a socorrerme.
El Salmista destaca la misericordia de Dios, esa que nosotros sabemos que se renueva cada día y descansa en ella siendo “su sustento”. Ante las caídas y distracciones de nuestra vida espiritual es indispensable tomar ánimo y fuerzas rápidamente recordando las misericordias de Dios y saber que aunque nosotros pensemos o digamos que está todo perdido, Dios en su amor nos sustenta para no dejarnos moribundos ni mucho menos caídos en derrota. No se trata cuán fuertes somos sino de sus fuerzas en nosotros.
Dios siempre está obrando, su actividad en sus hijos es continua y aunque nosotros pasamos por infinidad de aflicciones que nos quitan el aliento podemos estar seguros de que sustentara y sostendrá nuestras vidas porque sus misericordias se han renovado una vez más hacia nosotros.
Recuerda: cuando digas que algo te está pasando, a la vez ya Dios está actuando.
No bien decía: «Mis pies resbalan», cuando ya tu gran amor, SEÑOR, venía en mi ayuda.
Salmos 94:18 NVI
Bendecido inicio de semana, Pr Denis.
Comentarios
Publicar un comentario