OPORTUNIDAD BIEN APROVECHADA
«Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume».
LC. 7.36-38
La historia que leemos en esta semana trascurre en tiempos de Jesús, él era el hombre del momento, muchos querían estar con él. En ese contexto un varón lo invita a su casa a comer, el anfitrión era una persona respetada y de buena reputación, uno que iba a la iglesia todas las semanas, pero hoy no nos centraremos en ellos sino en una mujer que entra de golpe en la historia, como se dice acá en Argentina: «entro por la ventana».
Está más que claro que Jesús había recibido una invitación especial, pero no así esta mujer, es más, ella no era del grupo selecto que era esperado en esa noche. La misma Biblia la define como una mujer «pecadora». Al verla entrar, los ojos del dueño de casa y de la gente del barrio se abrieron bien grandes como diciendo: «¿Qué hace esta mujer acá?», pero mayor fue el asombro cuando vieron sus acciones.
Ella entró y fue directo a los pies de Jesús, ahí volcó un perfume de mucho valor que quizás era su pertenencia más cara y lavo los pies del maestro. Esta mujer rompió todo protocolo, no le importó hacer un papelón. Había algo que ella no podía desaprovechar y era la presencia de Jesús; muchos querían estar cerca de Jesús para mostrar su influencia, su posición, ella decidió ir a los pies de Jesús porque entendía cuál era su verdadera posición y su profunda necesidad.
Muchos se horrorizaron y cuestionaron, Jesús le dijo: «Tus pecados te son perdonados» (LC 7.7); qué increíble es el amor de Dios que NO nos dice: «andá, mejora tu vida, cambia tu forma de ser y volvé cuando estés listo»; en nuestra peor versión él nos amó y murió por nuestros pecados y hoy espera que como aquella mujer corramos a sus pies.
Nunca es tarde, hoy es día de oportunidad, debemos aprovecharla bien.
Bendecida semana. Pr Pablo
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