FÁCIL, PERO NO TANTO
«Estaba tan angustiado, que se puso a orar con más intensidad». S. Lucas 22:44 a NBV
Existe una triste realidad en el cristiano donde muchas veces perdemos el precioso tiempo de oración y comunión con Dios. En ocasiones hablar de este tema tan común como la oración parece irrelevante o tal vez innecesario y creo que esto sucede porque muchos de los cristianos saben lo que es orar, pero en su gran mayoría no lo practicamos como deberíamos.
Orar es una de las prácticas más inmediatas y sencillas que tenemos y aunque todos reconocemos que es así, no todos utilizamos este recurso de gracia que Dios nos dejó para acercarnos a su presencia. Cuando se hace difícil orar, es probable que no tengamos incorporado este hábito en nuestras vidas, ya que debería ser una cita normal de cada creyente con Dios.
En el texto citado tenemos a nuestro Señor Jesús, quien se encontraba en el huerto unos minutos antes que fuera capturado y llevado por los soldados a ese tiempo de dolor y sufrimiento que se le venía. No caben dudas que Jesús fue un hombre de oración y eso lo podemos afirmar por medio de los escritos bíblicos, pero en el día de hoy quisiera destacar esta actitud que resalta la palabra de Dios sobre la intensidad en la oración por causa de su angustia. Que movilizador leer este versículo querido hermano, Jesús oró con más intensidad porque estaba angustiado.
Si Jesús oró, cuánto más deberíamos hacerlo nosotros. Qué significante es tener este texto en mente cuando estamos viviendo tiempos de angustia. La intensidad en la oración, la insistencia en la comunión deben ser para nosotros un normal en nuestras vidas. Sin lugar a dudas debemos reconocer que lo más sencillo e inmediato que Dios nos ha dado lo hemos convertido en lo más difícil y lejano.
Orar va mucho más que hablar, orar es comunión. Si vivimos alegres, oremos, si vivimos angustiados, oremos, si vivimos una crisis, oremos, si vivimos una victoria, oremos, si vivimos la vida, entonces oremos. Oremos con normalidad y oremos con intensidad, porque el fin de la oración es saber que aquel que nos escucha está esperando que nosotros hagamos lo que tenemos que hacer: orar, orar y orar.
Que tengas una bendecida semana, Pr Denis.
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