EL FRACASO Y YO
«Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse» PROV. 24.16 A
Esta semana recordaba mi primera época de estudiante en la Universidad. Aprobé sin problemas el ingreso (quizás eso era lo esperado después de haber sido buen estudiante desde la primaria); abanderado, cuadro de honor en una exigente secundaria, es más, nunca me llevé una materia a diciembre hasta recibirme de Maestro Mayor de Obras.
Por mucho tiempo esos «logros» o «éxitos» fue una fortaleza personal, aún para muchos desde afuera admiraban, pero nunca hubiera pensado lo que pasaría en la nueva etapa universitaria.
Comencé a rendir parciales y de golpe me encontré con un 2, desaprobado; no fue un solo 2 sino muchos. Época de finales, algunos aprobados, pero otros no (muchos); ahí tuve una de las enseñanzas fuertes de la vida: «No estaba preparado para el fracaso».
Hasta ese momento mi vida estaba acostumbrada al 8 o más, pero al enfrentar el mundo real me topé que también existían desaprobados, fue muy traumático, muy frustrante y en muchas oportunidades quise abandonar por esas notas no esperadas.
Tuve que aprender a vencer el impacto de un 2 y reconocer que era vulnerable (con limitaciones), fue todo un aprendizaje entender que no solo en el estudio de una carrera, sino que en la vida en general nos topamos con el fracaso, con el traspié, con cosas que no salen como esperamos y hasta se rompen.
El logro no es no tropezar o caerse, sino que es aprender a reponerse, sanarse y volver a intentarlo. No es sabio quedarse detenido llorando las heridas del fracaso, sino volver a levantarse.
El sabio lo dijo: «siete veces cae el justo», la cantidad siete no indica que hasta ahí es tolerable, sino que muchas veces podemos tropezar, pero lo más importante es volver a levantarse.
No quiero decir con esto «fracasemos tranquilos» o «acostúmbrate al fracaso» sino, por el contrario, debemos saber que enfrentaremos el fracaso, el traspié y lo importante es que sacudas el polvillo de la caída y te levantes.
De las derrotas también se aprende, los fracasos superados moldean nuestro carácter.
Pensaba que era una gran virtud nunca haber desaprobado, pero comprobé que mayor virtud fue el levantarme luego de desaprobar una y otra vez hasta tener una mejor nota.
Si estás caído, si hay desanimo no te rindas, recuerda que «. . . siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse», pone al Señor en el centro, toma fuerzas y sigue hacia adelante.
Bendecida semana, Pr Pablo
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