UNA MIRADA DE AMOR
«Mírame, y ten misericordia de mí, Como acostumbras con los que aman tu nombre».
Salmos 119:132
El libro de los Salmos es uno de mis preferidos, es un gozo y un deleite poder leerlos y ver cuanto material hacia nuestra alma nos dejó el Señor en estos escritos. Sin dudas que cada uno debemos tener nuestras preferencias, pero en estos 150 capítulos tenemos un contenido abundante donde aprendemos de experiencias, vivencias, alegrías, miedos, tristezas, gozo y mucho más.
En el texto que hoy meditamos es uno de esos que “sobresalen” al llamarnos la atención de una manera tan real y poética a la vez, el salmista puede expresar lo que anhela de Dios en conformidad al obrar de Dios. Él conoce que Dios trabaja con aquellos que aman su nombre y es tan única su manera de expresarlo que hasta llega a decir que Dios está “acostumbrado” en obrar sobre la vida de sus hijos. Claramente tenemos un Dios extremadamente interesado en ir transformando nuestra vida cada día, y para Él no es algo nuevo sino más bien es algo que acostumbra a hacer.
Aunque Dios no se cansa de moldearnos, me animo a decir que la primera expresión del Salmista tiene la intención de entregarse a ese proceso de transformación. Su intención de hablarle a Dios, es decirle: “mírame”, aquí estoy Señor, yo sé que estás acostumbrado a trabajar en mi vida, pero deseo y anhelo que lo sigas haciendo: “mírame por favor” porque entiendo que tu obrar en mi vida es bueno.
Los procesos siempre son dolorosos, pero Dios tiene misericordia. Dios sabe muy bien lo que hace en nosotros y su compasión está conectada con nuestro proceso, su amor está derramado en el proceso y ese mismo amor que tiene por sus hijos es lo que sostiene nuestra alma en el proceso. Su amor lo puede todo.
La mirada compasiva del Señor es el reflejo de su corazón. Esta mirada es de perdón y restauración. Es una mirada llena de amor hacia nuestras vidas imperfectas que día a día necesitan ser transformadas. Sus ojos de amor son la demostración más amplia de que él sigue esperándonos para encontrar nuestra mirada con la suya.
Te invito a orar este versículo y en esa oración personal déjate atrapar por su mirada compasiva, y con seguridad en esos ojos encontrarás paz, amor, fortaleza y salvación. Sus ojos te cautivarán tanto que no podrás sacar su mirada de Él.
Bendecida semana, Pr Denis.
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