HOY YA NO ES COMO AYER
Solo habían oído decir: «El que antes nos perseguía ahora predica la fe que procuraba destruir». Gálatas 1:23 NVI
Cuando una persona abraza el evangelio y se rinde al Señorío de Jesús solemos decir y escuchar que su vida será diferente. Algunos, incorrectamente, piensan que esa vida distinta que puede darnos Jesús está relacionada con riquezas, lujos o prosperidad y claramente en las escrituras no encontramos a ninguno de los seguidores de Jesús que fueron bendecidos de esa manera, ni siquiera sus discípulos más cercanos, no tenemos evidencia de que Pedro, Juan o Jacobo entre otros hayan obtenido este tipo de bendiciones.
Pero sí podemos decir con argumentos bíblicos que muchos de los verdaderos discípulos de Jesús fueron dando frutos de su fe por medio una vida distinta a la que antes tenían, es decir, sus vidas fueron transformadas internamente, dando testimonio externo entre aquellos que conocían su pasada manera de vivir.
Dios nos ha dado a cada uno de nosotros una nueva vida, es decir, una nueva identidad que nos permite conducirnos de acuerdo a su palabra por medio del Espíritu Santo, morando en la vida de cada creyente. Un claro ejemplo fue Pablo, quien antes era un perseguidor de los que profesaban la fe en Jesús y ahora es un proclamador de ese mensaje que él aborrecía.
Pablo fue un testimonio vivo de conversión, a tal punto que muchos otros hablaban de él y estaban asombrados por su cambio radical hacia el evangelio, y lo más sorprendente es que ni siquiera lo conocían personalmente, sino que apenas habían escuchado hablar de él y simplemente lo que escucharon fue un testimonio valedero para aquellas personas. La gente hablaba de su fe y de su predicación sin haberle visto y daban gloria a Dios (vers.24) por esta transformación del apóstol. ¡Realmente esto es para imitar!
De la misma manera, nuestra vida debe ir, día a día, predicando hacia aquellos que están cerca nuestro y dando frutos del obrar de Dios en nuestros corazones. Debemos buscar con intensidad una vida de riqueza espiritual (y no material) donde la gloria de Dios pueda reflejarse en nuestra conducta y así nuestras vidas sean un testimonio del evangelio.
Te invito a que puedas enfocarte en lo eterno y puedas pedirle a Dios en oración que tu vida sea un reflejo de su gloria, donde diariamente va creciendo a la imagen de Cristo, siendo tu hoy mucho mejor que el ayer para testimonio de muchos.
Ánimo, en esta carrera somos muchos. Pr Denis
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