UNA HERRAMIENTA MAL USADA
«Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. HÁGASE TU VOLUNTAD, COMO EN EL CIELO, ASÍ TAMBIÉN EN LA TIERRA». MATEO 6:9-10 - RV60
Una de las tantas habilidades que recuerdo de mi abuelo Bautista era su capacidad para arreglar y hacer cosas; en su casa había una habitación, «la piecita» donde él pasaba horas trabajando. Allí él tenía su mesa de trabajo con una gran morsa y en la pared un tablero donde cada herramienta tenía su lugar específico. Sobre lo que hoy quiero reflexionar no es solo el orden que él tenía de sus herramientas, sino que siempre lo vi usar la herramienta justa para cada tarea.
¿Quién no tiene en su casa un cuchillo con la punta doblada por utilizarlo de destornillador?, quizás pareciera que el objetivo se logra, pero quedan evidencias de ese mal uso en el cuchillo y también en la cabeza del tornillo.
Cada herramienta fue diseñada para un uso determinado y el mejor resultado se logra usando la misma.
Una de las herramientas espirituales que utilizamos mucho, pero no siempre bien es «la oración», muchos piensan que la oración tiene por función que Dios nos dé lo que necesitamos, con la oración pretendemos que Él se acomode a nuestras metas, propósitos o deseos, pero ese no es el propósito o su función específica.
La función principal de la oración es entablar una relación íntima con Dios, la oración bien usada nos alinea con sus propósitos para nuestra vida; por eso Jesús al enseñar a orar a sus discípulos dijo: «Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra».
La oración nos permite conocer a Dios y produce en nosotros cambios para así poder vivir en Su voluntad.
Muchas de las oraciones pueden ser bien intencionadas, tener fundamentos loables, pero ¿están alineados a la voluntad de Dios para tu vida?; hasta puede haber frustración pensando que Dios no responde de cierta manera porque me falta fe cuando en realidad es que su voluntad es distinta a nuestras expectativas.
La oración bien usada no niega nuestros deseos o expectativas, pero pone en primer lugar el deseo y voluntad de Dios por sobre los personales.
Mateo 26:39 – NBLA - Y adelantándose un poco, cayó sobre Su rostro, orando y diciendo: «Padre Mío, si es posible, que pase de Mí esta copa; pero no sea como Yo quiero, sino como Tú quieras».
La forma de poder conocer y aceptar la voluntad de Dios es teniendo una de intimidad a través de la oración bien usada.
Seguramente hay muchas cosas para pedirle a Dios, en esta semana al orar te invito que puedas incluir este punto; luego del yo quiero, deseo o necesito que sea Tu voluntad, allí estará la verdadera bendición.
Muchas bendiciones, Pr Pablo.
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