UN CORAZON LIMPIO
«Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio». Salmos 51:10a
Todo creyente es llamado al arrepentimiento, cuando existe conciencia de la gravedad del
pecado y lo horroroso que es ante Dios podremos experimentar una verdadera vida de
arrepentimiento donde naturalmente corremos hacia nuestro salvador por aquellos errores
que cometemos.
El pecado ensucia nuestro corazón, lo contamina, endurece e insensibiliza ante Dios.
Correr a Jesús, reconocer nuestro pecado, arrepentirnos y volvernos a Él son decisiones
que anhelan una restauración total y plena. Tener estas actitudes ante la caída del pecado
son la evidencia de nuestra conversión.
El problema de David estaba en su corazón (la raíz), todos sus clamores de purificación,
limpieza y restauración tenían como fin que su corazón pudiera ser cambiado.
Personalmente creo que estamos meditando en la declaración más maravillosa del Salmista
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio”.
David NO pidió que le “limpie el corazón”, sino que Dios le pueda CREAR UNO
NUEVO. En otras palabras, David está expresando lo siguiente: “TU eres Santo Dios y
SOLO TU puedes crear un corazón limpio en mi porque tu naturaleza es pura”.
Quién ha pecado y reconoce su condición sabe muy bien que necesita un nuevo corazón.
Cuando estamos en ese abismo de soledad, angustia y desesperación por causa del
pecado es cuando más se descubre lo que hay dentro nuestro y aunque tengamos los
mejores deseos de salir de ese lugar sabemos muy bien que pronto volveremos a tener la
misma inclinación pecaminosa.
El corazón es engañoso y perverso, es por eso que necesitamos santificarlo y renovarlo por
medio de los instrumentos que Dios nos ha dado como hijos que son su Palabra y Su
Espíritu Santo. Un corazón nuevo y limpio solo lo puede crear Dios y como resultado ya no
seremos esclavos del pecado. Ánimo!! Dios puede hacer esa obra maravillosa en tu vida
!! El profeta Ezequiel (36:26) menciona que Dios dará un corazón nuevo, y cambiara el
corazón de piedra (dónde gobierna el pecado) por uno de carne (donde pondrá su Espíritu).
En todo creyente debe haber este mismo deseo en tener un limpio corazón, esta expresión
debe manifestarse a Dios en oración al comenzar el día. Tener un corazón limpio nos lleva
a la pureza espiritual y anhelo de mantenerse en santidad. Un corazón limpio y lavado
por Jesús es aquel que vive intencionalmente para mantener sus ropas blancas y sin
mancha, es ese corazón que ora y vela para no caer ante las tentaciones del día y huye de
toda pasión desordenada y sucia que el mundo y/o su carne pueda ofrecerle.
El hombre o mujer de corazón limpio está deseoso de no ser ensuciado por el pecado y
glorificar a su creador que pronto lo verá.
«Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios». Mateo 5:8
Un gran abrazo, Pr Denis.
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