INTRANSIGENTEMENTE DAÑINO
«Enséñame tú lo que yo no veo; si hice
mal, no lo haré más». JOB 34.32
Quizás
pasada de moda la palabra •intransigente• sigue
muy vigente en la práctica hoy en día. Alguno se preguntará ¿Qué significa
esto? Y ahí lo aclararemos: el adjetivo intransigente se utiliza para
calificar a aquel o aquello que NO
transige. Para poder entender debemos ver que es el verbo transigir
que nos habla de ceder y consentir parcialmente con lo que no se considera
verdadero, sensato o justo a fin de terminar una discusión o un
enfrentamiento.
En definitiva, la persona intransigente no
está dispuesta a modificar su postura para llegar a un acuerdo o para dar por terminada una
discusión. El intransigenteno acepta que otro individuo puede tener razón ni
reconoce que los argumentos del otro pueden ser válidos.
Entre los sinónimos de intransigente encontramos
intolerante, testarudo, inflexible, tozudo, obcecado, terco o fanático y entre
los antónimos palabras como condescendiente, flexible o tolerante.
Por supuesto que hay cuestiones
innegociables, cosas que son de una determinada manera, pero una actitud
intransigente por la vida muestra aires de superioridad, de infalibilidad,
arrogancia, etc. y todos, hasta el más sabio puede estar equivocado en
posturas o pensamientos.
Ningún extremo es bueno, el no tener posturas
o actitudes firmes muestra debilidad y ahí el carácter debe ser forjado pero el
querer ganar todas las charlas, tener siempre la razón, siempre haber tenido la
experiencia más sobresaliente es aún más dañino.
Te pregunto ¿cuán intransigente eres en
realidad?, que difícil dar una respuesta objetiva y justa, solemos vernos a
nosotros mismos con una mirada segada por eso Job encontró una salida
infalible al problema. Pedirle a Dios (el que todo lo ve), que le muestre lo
que realmente es, sobre todo lo que no veía él mismo, cuanta sabiduría en Job y
cuanta valentía al comprometerse a cambiar de actitud si había algo erróneo en
su propia vida.
Job estaba dispuesto a romper con su propia
intransigencia, pero para eso era necesario involucrarlo activamente a Dios en
su vida y luego ser obediente.
Te desafío en esta semana que hagamos
nuestras las palabras de Job pidiéndole a Dios que nos muestre en nosotros lo
que él ve, luego si cambiamos tendremos una victoria y menos dolores de cabeza.
Bendecida semana, Pr Pablo.
Comentarios
Publicar un comentario