MI BABEL
Luego del diluvio Dios hizo un pacto con Noé; dentro de las cosas que le encargó a él y su descendencia era que llenen la tierra, es decir, ellos debían expandirse (GN. 9.7).
Poco después encontramos a un grupo que llega a una llanura, la observa, evalúa y decide establecerse allí y plantar una ciudad. Más allá de esto comienzan a hablar entre ellos y se ponen de acuerdo en un “gran proyecto”, construir una torre; la expresión que leemos es: “cuya cúspide llegue al cielo”. Esto no es literal, lo que expresa es la motivación de hacer algo tan alto que sus nombres sean destacados; era un monumento a su propia capacidad y logros.
De esto podemos sacar varias enseñanzas, por un lado, cuando es tiempo de expandirse, por buena y segura que sea la llanura la bendición está en el obedecer a Dios. Otro aspecto es que solo con acuerdos y recursos no es suficiente para asegurar que estoy bajo la bendición de Dios. En tercer lugar, el construir nuestras propias “Torre de Babel” no honra a Dios y Él en su tiempo actúa por que no comparte su gloria con nadie.
Como desenlace de la historia, hasta este evento se hablaba una única lengua y Dios las confundió para que se desarme este “proyecto humano”. Creo que hoy se construye muchos Babel, obras, actitudes, formas que tienen por finalidad mostrar las propias capacidades, logros, etc pero ese no es el fin del hombre.
Nuestro fin es glorificar a Dios, darle a él el reconocimiento por cada cosa. Quizás planes se frustran, hay confusiones, demoras, no persistas, busca a Dios porque quizás Él es el que detiene el proyecto.
No es tiempo de construir Babeles, es tiempo con nuestras vidas honrar a Dios.
Bendecida semana. Pr Pablo
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