ÚSALA BIEN
Proverbios 18:21 - Muerte y vida están en
poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto.
Todos podemos decir
varias palabras por minuto, algunos más y otros menos, pero en promedio el
hombre y la mujer hablan (hablamos) mucho.
Si todas nuestras palabras quedaran registradas por ejemplo en un libro algunos podrían tener una enciclopedia (muchas palabras), otros que hablan menos quizás solo una breve revista, pero si alguien se sentará a leerlas y analizarlas creo que estaríamos muchas veces en problemas que hasta preferiríamos que ese libro (el nuestro) sea anónimo.
Por algo la Biblia habla mucho usando expresiones como lengua, palabras, labios refiriéndose a lo que decimos, un elemento tan pequeño puede ser tan poderoso.
Particularmente el pasaje de esta semana nos habla del poder de la lengua; las palabras construyen, fortalecen, potencian, animan, pero también limitan, atan, debilitan, destruyen.
Lo que decimos, cómo lo decimos, produce un efecto y la Palabra nos desafía a que solo salga de nuestra boca palabras buenas, que sean constructivas para el oyente (Efesios 4.29).
Muchas veces se disfruta el hablar, el decir y expresar como un medio de libertad (se tenía que decir y se dijo); debemos tener cuidado porque el que disfruta hablando (para bien o para mal) va a comer ese fruto.
El desafío de la semana es que intentemos que nuestras palabras sean de bendición, que a la hora de abrir la boca estemos atentos, cuando hablemos una queja, una mala palabra, una palabra hiriente, por más que en lo humano pensemos que tenemos razón, el Espíritu Santo marque una alerta, las palabras no son el efecto de las circunstancias son el resultado de lo hay adentro nuestro.
Recordaba una canción
que cantábamos hace años en la Iglesia que decía: “Que los
dichos de mi boca y la meditación de mi corazón sean gratos delante de ti, oh
Señor”, esta canción esta basada en el Salmo 19.14.
Que en esta semana
nuestras palabras sean de bendición a otros.
Si todas nuestras palabras quedaran registradas por ejemplo en un libro algunos podrían tener una enciclopedia (muchas palabras), otros que hablan menos quizás solo una breve revista, pero si alguien se sentará a leerlas y analizarlas creo que estaríamos muchas veces en problemas que hasta preferiríamos que ese libro (el nuestro) sea anónimo.
Por algo la Biblia habla mucho usando expresiones como lengua, palabras, labios refiriéndose a lo que decimos, un elemento tan pequeño puede ser tan poderoso.
Particularmente el pasaje de esta semana nos habla del poder de la lengua; las palabras construyen, fortalecen, potencian, animan, pero también limitan, atan, debilitan, destruyen.
Lo que decimos, cómo lo decimos, produce un efecto y la Palabra nos desafía a que solo salga de nuestra boca palabras buenas, que sean constructivas para el oyente (Efesios 4.29).
Muchas veces se disfruta el hablar, el decir y expresar como un medio de libertad (se tenía que decir y se dijo); debemos tener cuidado porque el que disfruta hablando (para bien o para mal) va a comer ese fruto.
El desafío de la semana es que intentemos que nuestras palabras sean de bendición, que a la hora de abrir la boca estemos atentos, cuando hablemos una queja, una mala palabra, una palabra hiriente, por más que en lo humano pensemos que tenemos razón, el Espíritu Santo marque una alerta, las palabras no son el efecto de las circunstancias son el resultado de lo hay adentro nuestro.
Muchas bendiciones, Pr Pablo
Comentarios
Publicar un comentario