¿QUÉ HACER CON LAS CARGAS?
Cada persona, según la edad y sus vivencias, llevan determinadas cargas sobre sus hombros. Al ir creciendo también lo hace ese peso de manera natural, pero hay momentos en la vida, temporadas donde pareciera que caen sobre los hombros más y más kilos de cosas.
Inevitablemente, el exceso de carga trae consecuencias. Las muchas cargas aplastan el ánimo, quitan las fuerzas, enferman el cuerpo y hasta debilita la fe.
En la Biblia no encontramos palabras que nos digan que vamos a tener ausencia de cargas, pero si nos orienta en dos aspectos.
Debemos llevar las cargas los unos de los otros (Gálatas 6.2-3), es decir, distribuir la carga. El desafío no es que mi carga (situación) la pongo sobre otros, sino que yo colabore y tome parte de la carga del prójimo.
En un mundo individualista, donde la prioridad es salvarse uno mismo este principio va en contra de nuestra naturaleza. Podemos pensar: “Tengo tanto con lo mío que no puedo ayudar a nadie”. Ahí entra el segundo concepto que deseo trasmitirte hoy.
“Tus propias cargas déjalas en el Señor”, podemos ver que no dice: “Ora para que Dios cambie la situación”, la invitación, el desafío, el principio espiritual es: “debo ir y dejar toda preocupación sabiendo (creyendo) que Dios está en control y hará lo mejor.
En este tiempo especial que se esta viviendo debemos aprender a combinar los dos principios: “Ir a Dios cada día para dejar mi carga y así poder ayudar al prójimo con la suya”.
Pudo asegurarte que cuando comienzas a vivir esta realidad, de manera milagrosa, el ánimo es renovado, las fuerzas se multiplican, el cuerpo se sana y la fe se fortalece. Te desafío a dejar las cargas en el lugar correcto y ayudar a otros para que les sea más fácil.
Muy bendecida semana, Dios te sorprenda. Pastor Pablo
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