EL HOY Y DIOS
«Porque mis pensamientos no son
vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo
Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así
son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis
pensamientos más que vuestros pensamientos». ISAIAS 55.8-9
Transcurría el año 1949,
el Cabo Bautista Baima, un marino de la Armada Argentina, se encontraba en Puerto
Belgrano donde tenía su destino. Su novia, Elsa Demarco se encontraba en la
ciudad de Buenos Aires todavía en casa de sus padres.
Él era uno de los 77
tripulantes del buque de guerra Rastreador Fournier que partiría en una
expedición en breve; pero algo ocurre. Días antes se recrudece una úlcera
estomacal que padecía debiendo quedar internado en el Hospital Naval Puerto Belgrano. No puede salir en dicha expedición y tampoco avisar
a su prometida lo ocurrido.
Ese fue un mal día para
el cabo Baima; enfermedad, soledad, aislamiento, quedar fuera de esa
expedición, pensamientos y sensaciones como las que tenemos cuando las cosas
salen mal, cuando atravesamos dificultades, sueños se demoran y parece que todo
esta en contra, hasta Dios.
El barco zarpa el 21 de
septiembre desde Río Gallegos debiendo llegar al Puerto de Ushuaia en pocos
días. En la noche siguiente el barco pasó los faros ubicados en el Estrecho de
Magallanes. Estos son los últimos hechos confirmados sobre el destino del barco. Se sabe que vientos excepcionalmente fuertes azotaron el lugar. Se cree que los
mismos provocaron que la nave chocara con una roca y causara la vuelta campana de
la nave, no habiendo sobrevivientes de dicho evento.
Diarios de la época
titularon: “La peor tragedia de la Marina en tiempos de paz”, el presidente J.D.
Perón declaró el duelo nacional por 3 días.
La úlcera estomacal que
lo detuvo al cabo, y generó en él tantos pensamientos, fue el medio usado por Dios para
salvar su vida.
En lo que vivimos,
aunque no entendemos, podemos tener una certeza, Dios está en control y nos ha
librado de muchas cosas sin llegar a saberlo.
El Cabo Baima es mi
abuelo materno. Quizás, estando en esa cama de hospital enojado preguntó: “¿Dónde está
Dios?”, hoy 72 años después podemos ver que aún en esa experiencia traumática
Dios tenía un propósito superior.
Que la prueba que hoy
enfrentas, aunque dolorosa, sea el testimonio del obrar de Dios mañana, no
bajes la guardia, no te rindas, Dios está en control.
Buena semana, Pr Pablo.
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