VENÍ
«Todos los sedientos, vengan a las aguas; Y
los que no tengan dinero, vengan, compren y coman. Vengan, compren vino y leche
Sin dinero y sin costo alguno.
¿Por qué gastan dinero en lo que no es pan,
y su salario en lo que no sacia? Escúchenme atentamente, y coman lo que es
bueno, Y se deleitará su alma en la abundancia.
Inclinen su oído y vengan a mí, Escuchen y
vivirá su alma. Y haré con ustedes un pacto eterno, conforme a las fieles
misericordias mostradas a David». ISAÍAS 55:1-3 – Nueva Biblia de las Américas
El pasaje
de esta semana fue escrito hace cientos de años, pero no pierde relación con la
realidad, ni vigencia en su resultado.
El
destinatario de las palabras: «personas sedientas»; pero no se refiere a sed
física, la que apagamos con un buen vaso de agua fría, está hablando a aquella
persona que se siente insatisfecha, incompleta, sin felicidad como cada uno de
nosotros nos hemos sentido en por lo menos algún momento de la vida. Si vemos
el tiempo que vivimos sin lugar a dudas sigue teniendo sentido esta invitación,
no a uno o dos sino a «todos».
La
tendencia es probar todas las alternativas, actividades, cosas, gente, métodos,
pero en la misma Palabra Dios nos dice: “gastan en lo que no es prioritario,
nada sacia”. Y nuevamente nos invita: «Escúchenme con atención, COMAN LO QUE ES
BUENO».
Esta
Palabra es quizás para aquellos que no conocen a Jesús, pero no solo para
ellos, estaba escrita para un pueblo (Su pueblo) que se había olvidado de Dios,
se había llenado de otras cosas, que vivía insatisfacción.
Nuestra
insatisfacción radica en una incorrecta relación con Dios, Él te invita, Él me
invita y con todo el interés diciendo: «YO quiero hacer un compromiso confiable
y a largo plazo con vos»; Él inicia la propuesta y nos dice: «VENGAN».
No es
tiempo para dar vueltas, no es tiempo para dejar para adelante, hoy es día de
oportunidad. En esta semana te invito que cada día, al abrir los ojos te acerques
a Dios, te presentes a Él, y como termina nuestro pasaje: «escuches lo que Él
tiene para decirte»; ahí hay vida para tu alma.
Muy buena
semana, Pr. Pablo.
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