CUANDO DIOS FALLA
"Cuando María llegó adonde estaba Jesús, al verle, se arrojó entonces a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto".
JUAN 11.32
Todos a lo largo de la vida experimentamos momentos de decepción. Siendo niños cuando se tiene la expectativa de un determinado regalo para el cumpleaños que hemos pedido y al abrir el paquete se encuentra otra cosa totalmente distinta; de más grande cuando se estudia responsablemente y se va a rendir un examen, está la seguridad que “merezco” aprobar y el resultado es menos que lo mínimo para aprobar.
En la vida matrimonial, social, laboral, económica y hasta espiritual somos golpeados por la decepción.
La “decepción” es una emoción dolorosa que se experimenta cuando no se cumple una expectativa generada, la mayoría de las veces debido al comportamiento de otra persona.
Una de las “decepciones” más fuertes a vencer es cuando nos sentimos decepcionados por Dios, cuando esperamos una respuesta, una acción determinada y el resultado que recibimos es totalmente otro.
En el relato de esta semana vemos a María la hermana de Marta expresándole a Jesús su descontento, su frustración y decepción por la muerte de su hermano Lázaro.
Días antes ellas habían mandado a decirle a Jesús que su amigo estaba enfermo, ellas esperaban que él venga enseguida e hiciera el milagro, pero no fue así. Es más, ya hacía varios días que él había muerto cuando Jesús llega.
“Si hubieras estado aquí” una expresión que muchas veces usamos; quizás en tu vida hoy hay un “si hubieras estado aquí”. Hay momentos que parece que nuestra fe falla cuando Dios no actúa o no responde en función de lo esperado.
¿No éramos amigos?, ¿no nos amabas? Posiblemente fueron pensamientos de estas hermanas y quizás en este tiempo de muchos, Jesús al oír ese cuestionamiento no reaccionó con enojo o reprensión, sino que su corazón se quebró.
Algo que podemos ver en este relato bíblico es que aún cuando Dios no actúa en nuestros tiempos ni de la manera esperada no quiere decir que Él haya perdido el control, que no sea Dios, que no sea confiable o que nuestra fe no sirva.
En este tiempo tan difícil que se vive donde la fe es probada que podamos pararnos y no dejarnos vencer por la “decepción”, que podamos estar bien unidos al Señor y más allá que sus respuestas a veces son SI y otras NO que nuestra fe no tambalee, sino que podamos seguir adelante apoyados en él.
A la hora de enfrentar situaciones en esta semana, cuando no todo salga según tus expectativas, cuando este saliendo el cuestionamiento de los labios que puedas recordar esta historia y ver que Dios esta en control siempre más allá de lo que vean nuestros ojos o sienta nuestro corazón.
Bendecida semana. Pr Pablo
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