TROFEO COMPLETO
Cuando era chico jugaba al bàsquetbol, como en toda pràctica deportiva entrenaba en la semana 2 o 3 veces segùn la categorìa y los sàbados eran, por lo general, los partidos.
Los primeros años, màs allà de competir, lo interesante era jugar y pasarla bien, pero al ir creciendo el espìritu de competencia fue aumentando y ya se entrenaba solo para jugar sino, sobre todo, para ganar.
La expectativa o la meta era terminar el campeonato y estar en el podio y, de ser posible, en el primer lugar, recibir la medalla y por supuesto el trofeo.
Pensemos por un momento si despuès de tanto esfuerzo, de tantos entrenamientos, de sobreponerse a derrotas, subìs al podio con todas las expectativas y recibìs medio trofeo. El "hombrecito" basquetbolista de estos trofeos esta cortado a la cintura, o recibìs la base del trofeo y las piernas del jugador. Sin lugar a dudas esto provocarìa malestar, sorpresa, enojo. Nadie quiere medio trofeo, nadie quiere medio premio o regalo.
En el pasaje que leemos el experimentado Juan nos lleva a la reflexiòn y nos da una “sugerencia”: “Miren por ustedes mismos”.
¿Què quiere decir esto? En medio de un contexto de peligro, de riesgo, es fundamental estar atento a lo que pasa y ser responsables.
Hoy en dìa, en medio del dìa a dìa, de lo que pasa, del acostumbrarnos a las situaciones, muchas veces vivimos descuidadamente como si el “Galardòn", el "Trofeo” estarìa asegurado.
Pero el llamado es a la responsabilidad personal. No pretendas que otro cuide lo que es tu responsabilidad. Mas allà de lo que haga el de al lado cada uno debe ser responsable de lo que tiene, de lo que ha recibido: de su familia, de su entorno, de la gracia sobre nuestras vidas.
Proverbios 22:3 dice, El prudente se anticipa al peligro y toma precauciones. El simplòn avanza a ciegas y sufre las consecuencias (NTV)
Es tiempo de mirar, detenerse, estar alertas y viviendo el dìa a dìa responsablemente.
Vivamos para recibir el galardòn completo.
Bendecida semana, Pr Pablo.
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